SEMANA SANTA

Las calles, plazas y otros rincones de nuestros pueblos y ciudades se convierten en estos días en el mejor de los museos. Por allí pasarán majestuosamente no sólo obras de arte, que lo son las imágenes que se procesionan, sino también miles de sentimientos encontrados, símbolos cofrades y corazones palpitando al paso de Ntro. Señor y su Santísima Madre. Andalucía recrea y vive de forma excepcional la Pasión, Muerte y Resurección de Jesucristo con una puesta en escena donde no faltan los mejores sones, esos que cautivan todo oído; sus mejores cantos, la saeta, esa que hace callar todo un pueblo. Son suspiros y promesas, son penitencia, cera derramada y perfume al freco azahar de primavera que una vez más se mezcla con el aroma fino de ese incienso que nos anuncia una vez más que estamos en Semana Santa.

Somos testigos en estos días de cómo un pueblo vive, siente, añora y reza sin palabras. Como miles de pupilas clavan su mirada a un mismo objetivo, como una cuadrilla de costaleros sufren por llevar su paso a la perfección, como se derraman lágrimas de emoción y como se eriza el vello una vez más ante esa estampa cofrade. Una estampa que cada año se repite, pero que nunca es igual. Una estampa que se nos queda en la retina año tras año para no olvidar, y en esa nostalgia quedan los recuerdos... Los recuerdos de una levantá que te emocionó, la mirada de aquel niño o el suspiro que aquella persona se le escapó al pasar su Virgen. Son recuerdos de mujeres de mantilla, de penitentes descalzos y de la voz firme de un capataz. Son tantos los sentimientos que no existen palabras para su descripción. Hoy de nuevo estamos en Semana Santa, una vez más nos rendiremos al paso de las Estaciones de Penitencia y como todos los años, éste también será especial.