lunes, 12 de abril de 2010

CULTURA VISUAL




Dicen que una imagen vale más que mil palabras y es que, queramos o no, vivimos en un mundo de imágenes. Nuestro entorno está lleno de iconos que nos exigen descifrar mensajes visuales a una velocidad vertiginosa. De esta forma la palabra va cediendo su dominio ante la imagen, hecho que se ha visto favorecido por los avances tecnológicos que han desarrollado y divulgado el mensaje visual. Aunque esta valía no es nueva y nace ya en la prehistoria con imágenes rudimentarias cuya significado resulta todavía difícil interpretar, si es verdad que el poder de ésta llega hoy mucho más allá y solo el modo de vestir como "tarjeta de visita" es un buen ejemplo de ello.

Con las imágenes nos comunicamos con inmediatez, sustituye a la realidad, sirve para una infinidad de receptores y, quizás lo más importante, goza de universalidad en su significado. No obstante, no deberíamos olvidar que toda imagen que se nos da hecha es connotativa, es decir, supone una interpretación personal y, por lo tanto, expresan la realidad en la mayoría de las ocasiones no como algo natural sino más bien de la forma que quieran o les convenga presentarla.

Sea como sea, los iconos nos facilitan y simplifican la información y, teniendo en cuenta el modo de vida tan cambiante y acelerado que llevamos la humanidad, resulta de gran utilidad. Sin darnos cuenta hemos creado un esperanto en imágenes que aspira a ser entendido por el mayor número de personas posibles.

En otras palabras y simplificando mucho la idea, la globalización es imparable y no deja indiferente a nadie ni a nada, incluso a las imágenes.

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