jueves, 4 de marzo de 2010

EL FLAMENCO COMO IDENTIDAD CULTURAL




Son muchos aspectos los que nos configuran nuestra propia identidad cultural, pero quizás el flamenco aglutine gran parte de esos elementos que nos definen y nos hacen ser como somos. No soy buen entendedor de este arte tan nuestro, ya me gustaría a mí, pero me parece una excelente iniciativa la candidatura del Flamenco como Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad ante la UNESCO.

Nuestra cultura está íntimamente relacionada con este arte tan arraigado en nuestra tierra y, al contrario de lo que pueda parecer, hoy está más vivo que nunca. Vivo porque es un arte que ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos, mezclándose y fusionándose con otros ritmos y estilos musicales desarrollando formas novedosas que, al margen de la opinión de los más puristas, han sabido llegar a las generaciones más jóvenes y estar presente en todo momento. Vivo porque ha existido una encomiable labor que ha defendido, ha divulgado y ha promocionado el flamenco desde siempre, apostando y creyendo en él como ese elemento vital que ha tenido a lo largo de la historia. Y no me refiero sólo a los grandes artistas, que su mérito tienen, sino también a muchas pequeñas y modestas peñas que se han mantenido en activo aún en los años peores para esta manifestación cultural. De ahí grandes eventos flamencos en nuestra tierra, grandes cantaores y bailaoras, encabezados quizás por Camarón como símbolo inequívoco o Carmen Linares como referente del baile; pero de ahí también festivales flamencos que se desarrollan en un sinfín de pueblecitos de nuestra tierra y que han sabido llegar el flamenco hasta el último rincón con la decencia y el respeto que se merece. Junto a ello, debemos reconocer también las instituciones públicas o privadas que han apostado por él y, por ende, por nuestra cultura.

Esta candidatura como Patrimonio Cultural de la Humanidad no es una iniciativa nueva, pero sí que de alguna manera ha servido para reavivar la llama de la apuesta flamenca, desarrollar nuevos programas y proyectos de difusión como celebrar el próximo 2013 el año del flamenco, la construcción de la "Ciudad del Flamenco" en Jerez o la mísmisima Cátedra de Flamenco que tienen algunas de nuestras universidades.

No cabe duda que la defensa del flamenco para esta candidatura está basada no sólo en una argumentación afectiva, sino también técnica. El flamenco es no sólo expresión de la cultura andaluza, sino que muestra su conexión con las músicas del Norte de Africa, como las de Marruecos, Túnez o Argelia, demostrando que de alguna manera es puente musical de las dos orillas.

Sea como sea, fuera cual fuera el resultado, es parte de nuestra identidad cultural y como tal, merece un respeto especial que debemos valorar porque, al fin y al cabo, son muchas personas que viven y han vivido por y para ello, y ellas lo merecen

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