miércoles, 19 de agosto de 2009

DESPEDIDA



Hace un tiempo conocí por casualidad, como ocurren muchas de las cosas que te marcan en la vida, a un niño al que fui cogiendo un gran cariño y amor. Lo conocí en su entorno, rodeado de su familia y de sus seres queridos. A los pocos meses este niño viajó hasta España donde no tenía a nadie y en el que todo era diferente a su realidad. Desde aquel día que decidí, junto con mi familia, acoger a aquel inocente crío de apenas 7 años hasta hoy han pasado 4 intensos veranos. Y digo veranos, porque es ese realmente el tiempo que convivimos juntos, y juntos hemos disfrutado de su presencia, de su sonrisas, su mirada, su su cariño, sus travesuras, sus ocurrencias y sus descubrimientos en un mundo igualmente tan cercano y tan lejano para él.
Hoy será el último día en el que este jovencito de ahora 12 años pueda estar disfrutando de todo aquello que nosotros tenemos, de lo tantísimo material que a veces ni echamos cuenta, y también del amor que le ha dado esta familia que hoy se despide de él. Por desgracia este chaval raramente podrá volver a España; ahora el pograma solidario "Vacaciones en Paz" de la que él ha disfrutado pasa el relevo a niños nuevos. Por desgracia y por culpa de cuestiones políticas que no vienen al caso, este niño junto a miles de personas más no están reconocidas y no son "oficialmente" ciudadanos del mundo a pesar de las diferentes resoluciones de la ONU que los ampara. Aunque este niño quiera seguir estudiando y labrándose un futuro, tendrá que sortear mil obstáculos para que puedan reconocerlo y, si lo consigue, lo hará en un país que no es el suyo, sencillamente porque en el suyo no lo dejan entrar.
Este chavalote de sonrisa perfecta y de mirada que es capaz de inundar mil oscuridades con su luz se llama Mohamed, es saharaui y vive en los campamentos de refugiados de Tinduf (Argelia)

Dicen que un mundo más justo es posible. Es posible, si todos queremos realmente que sea así.

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