jueves, 9 de julio de 2009

PEQUEÑOS PLACERES COTIDIANOS




Anoche mientras conducía escuchaba en la radio los resultados sobre una curiosa encuestas acerca de los pequeños placeres cotidianos entre los españoles. La verdad es que me sentí reflejado en más de una ocasión en algunas de las respuestas expresadas, por muy simples que parezcan. Entre muchas de las opciones, me sorprendió escuchar cómo es la población con más edad la que disfruta en sus ratos de ocio con un buen libro o que son las personas a partir de 30 años los que disfrutan con el sexo en relación con la afectividad. Otra de las opciones que no dejan de llamarnos la atención es la que se refiere a los jóvenes que valoran como sus placeres cotidianos el acceso a internet o la conexión a redes sociales como facebook o messenger.
De todas formas, me quedo con la de los pequeños detalles como con la que Angels Barceló cerró la sesión, coincidiendo plenamente con ella. Me quedo con el pequeño pero gran placer de tomarse una buena caña de cerveza bien fría después de una semana intensa de trabajo y, claro está, en buena compañía.
Y tu pequeño placer cotidiano ¿cúal es? ¿o quizás es inconfesable?

2 comentarios:

Palmira dijo...

Una vez recibi un email donde debias escribir aquellas pequeñas cosas que te hacian la vida mas agradable. Cuando llegó a mí habia muchas con las que coincidia y otras que decidí incluir:

- Escuchar como llueve mientras estas calentito en casa.
- Despertar y comprobar que aun quedan algunas horas hasta que el despertador suene.
- Hacer el ganso y reirte hasta que te duele la barriga.
- Conversaciones que duran horas y no te cansas (claro que eso depende la compañía)

Beuno estas son algunas de las cosas que a mi me hacen feliz, las inconfesables... a ti te las voy a contar?????

Nono dijo...

Aunque parezca extraño, mi pequeño placer es muy temprano. Cuando me levanto a desayunar; Me gusta hacerlo muy tranquilo, voy y empiezo a hacer las tostadas mientras oigo la radio, caliento medio litro de leche con colacao y lo pongo todo en la bandeja (mantequilla, mermelada, queso para untar, membrillo, ... lo que toque en ese día) y me voy frente a la mesa donde tengo la pantalla del ordenador. Mientras voy saboreando y masticando muy despacito, consulto la prensa, leo los correos y hasta me entretengo, una vez que he acabado el desayuno navegando por algún enlace curioso. Todo eso lo hago durante una hora, luego, me voy a afeitar y seguir vistiéndome para ir al trabajo. La gente se extraña de que me levante tan temprano para ir a trabajar; pero, claro, no saben que ese es uno de mis placeres cotidianos.