sábado, 19 de junio de 2010

EL ADIOS A SARAMAGO




Andaluz predilecto, premio Nobel del compromiso social, denunciante incansable de las injusticias sociales y hombre de principios. Es muy difícil esbozar un retrato de un ser tan impresionante en lo humano y en lo intelectual como José Saramago. Las oportunidades que he tenido de oirlo por los medios de comunicación o de leer algunas de sus reflexiones, transforman por momentos tu visión del mundo y, precisamente en ese poder transformador, está el éxito y la grandeza del que ayer se nos fue.
Algunos lo han definido ya como el nuevo Pessoa de las letras lusas, pero más allá de comparaciones, Saramago ha sido único en su trayectoria vital y literaria. Ha sabido conjugar excelentemente su lucha social en el manejo su obra y, nada más y nada menos que a esa digna tarea dedicó sus 87 años de vida.

Nuestra tierra lo hizo "Hijo Predilecto" cuando ya Saramago amaba Andalucía, sus tierras y su vinculación especial sobre todo con Granada, donde encontró su amor. Y en esa relación íntima llegó a decir algo así como que debería existir un libro titulado "El orgullo de ser andaluz". Sin duda hubiera sido otra joya que el maestro nos hubiera dedicado con su huella más pura y fuera de tópicos manidos.

Y es que Saramago será andaluz hasta después de su muerte; sus cenizas descansarán bajo un símbolo tan nuestro, un olivo, en su Portugal que un día tuvo que abandonar.
Palabras son ahora lo que sobran para este ser y con algunas palabras de él queremos rendirle nuestro sencillo homenaje:
""Escribo para comprender, y desearía que el lector hiciera lo mismo, es decir, que leyera para comprender. ¿Comprender qué? No para comprender en la línea que yo estoy tratando de hacerlo; él tiene sus propios motivos y razones para comprender algo, pero ese algo lo determina él ""

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